Hace 20 años, el Cabo San Lucas, en el extremo sur de Baja, era poco más que una aldea de pescadores visitada ocasionalmente por surfistas californianos itinerantes y pescadores deportivos, que contaban con sus propios medios para navegar o volar. Sin embargo, en los últimos años, se ha convertido rápidamente en el centro de atención de Los Cabos, el término general con el que se conoce a las playas y a los centros turísticos en el extremo de la península. Se construyeron condominios, se trasplantaron palmeras, se suministró agua corriente y todo se mantiene inmaculado.